Son muchos los coches de distintas casas fabricantes, que han buscado integrar en una sola creación las características de un monovolumen y las de un vehículo de uso familiar.
Ford S-Max 2.0 TDCI 180. Fusión Perfecta.
Una las cualidades del monovolumen que cambian con la modificación mencionada es la altura exterior común en esos tipos de vehículos, que al disminuir hace bajar la sensación de amplitud brindada por una altura mayor. Esto se contrapone al beneficio de la menor altura del centro de gravedad que otorga una mayor estabilidad y agilidad en el comportamiento del coche.
Ha habido coches destacados de distintas marcas que de manera particular han marcado pauta, de los cuales podemos mencionar el Mitsubishi Grandis, el Honda FR-V, el Mercedes R.
En esta oportunidad presentamos el Ford S-Max 2.0 TDCI de 180 CV, que con respecto a su altura iguala al Mercedes R, con 1,66 metros, ubicándose 90 centímetro más abajo de la altura media de los vehículos monovolumen convencionales.
Funcionamiento y consumo.
En relación a su funcionamiento se destaca por avanzar continuamente y mejorar cada vez las características del conjunto. Esto trae como consecuencia que el modelo presentado se vuelva cada vez más atractivo al público.
Al conducir el S-Max 2.0 se siente lo agradable de poder compartir en familia de gran estabilidad ya que el ejemplar presenta un balanceo mínimo en curvas, inercias bajas, apropiado sistema de suspensión entre otras propiedades, lo que lo convierte en una opción ideal.
A pesar de que la versión actual pesa aproximadamente 126 kilos más que el primer S-Max, podemos asegurar que con la ganancia de peso, también ganó valor en equipamiento y tecnología.
El S-Max 2.0 es movido por un motor TDCI con una potencia de 180 CV que alcanza un par máximo de 40 mkg cuyo valor se consigue disponible en el rango de vueltas entre 1.900 y 4.800 rpm. Esto unido a un peso de 1.726 kilos y largos desarrollos evitan que el desenvolvimiento general en la marcha sea mejor aunque logra contener en buena medida el consumo.
Acelera de 0 a 100 km/h en 10,4 segundos y recupera de 80 a 120 km/h en 9,9 y, aunque son buenos números, no son tan sorprendentes para los 180 caballos que posee.
Para sacar provecho de su potencia en el recorrido es recomendable no permitir la disminución de las revoluciones.
Un aspecto muy positivo del modelo es el consumo el cual es bajo a pesar del tipo de conducción que desarrollemos. Los valores medios obtenidos son de 9 l/100 km en carga plena y de 7,5 litros por cada 100 km llevando sólo dos asientos ocupados y el equipaje respectivo.
Por 1.000 euros podemos optar por adicionar un sistema de sonido «premium», sistema de aparcamiento asistido, además de una suspensión adaptativa de tres modos (Confort, Normal y Deportivo), aunque no hay mucha variación entre la respuestas de las tres modalidades.
Su interior.
El interior del S-Max 2.0 da la bienvenida con una apariencia muy bien presentada en el que Ford cuidó mucho los detalles. El espacio para 7 plazas puede convertirse en sólo 5 por una diferencia a su favor de 750 euros. La tercera fila de asientos opcional tiene muy buen acceso aunque en comodidad no presenta el mismo nivel por motivo de poca altura libre.
Si tenemos los 7 asientos dispuestos, el portaequipaje deja disponible 285 litros, lo cual está por debajo del valor medio de los monovolumen de gran tamaño, aunque si supera a los vehículos que fusionan ese estilo con el familiar.
Los asientos de la segunda fila poseen espacio bastante holgado aunque un poco rígidos. El acceso es excelente y algo a favor es la ausencia del túnel central.
Presenta un conjunto de portaobjetos de diferentes tamaños y profundidades distribuidos en todo el interior lo cual es algo que agradecer.
Definitivamente, si los paseos familiares son frecuentes, ¿porque no hacerlos en el S-Max 2.0 TDCI? Realmente se destaca en su categoría y vuelve los viajes más divertidos.