Dentro del segmento de los coches compactos, el Ford Focus siempre ha mantenido un excelente nivel en cuanto a su valoración. Y ahora este grupo se va a alborotar en grande, puesto que llega su cuarta generación: el Ford Focus Sportbreak 1.5 EcoBoost ST-Line. Este coche, definitivamente, será el líder de la manada.
Nuestra prueba la hemos realizado en la versión de mayor potencia y de gasolina que presentaba la gama, el Sportbreak que asocia a una carrocería familiar. Y además, presenta el acabado ST-Line, bastante deportivo, y que en conjunto hacen un excelente coche.
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Ford Focus Sportbreak 1.5 EcoBoost ST-Line. Un poco de historia
Hay un dicho popular que expresa que siempre se vence a la tercera oportunidad. Pero cuando hablamos de nuestro Ford Focus, creemos que es mejor decir se vence es a la cuarta. Veamos por qué.
En el año 1998, el lanzamiento de la primera generación del Ford Focus impuso un final a un tipo de coche de la época, tal como el automóvil Escort. Esto, sin duda alguna, significó una paso cualitativo gigante en diversos sentidos.
Ya en el año 2004 y luego en el 2011, el Focus de Ford sufrió las respectivas actualizaciones y logra mantenerse a nivel dentro del segmento de compactos, segmento que no deja pasar ningún error. Pero fue su cuarta generación, la que ha llamado poderosísimamente la atención, algo que no había pasado en sus 20 años de existencia.
Claro, y no es nada casual la atención que provoca, pues el nuevo Ford Focus se encuentra rejuvenecido con nueva plataforma, provocando mejoras tecnológicas y dinámicas. Y posicionándose de inmediato como el líder de la manada de su segmento. Y bueno… podemos hasta decir que de los anteriores Focus, el nuevo conserva sólo el nombre, ya que prácticamente todo en él es nuevo.
La plataforma es la base de todo
El nuevo Ford Focus, cuarta generación, se encuentra diseñado con la plataforma C2, pudiéndose decir que resulta el inicio de todo. Ahora el coche presenta un conjunto con mayor rigidez torsional, y una habitabilidad más holgada debido a que aumentó 53 milímetros la distancia entre los ejes. Distancia que no es poca, sobre todo cuando revisamos la amplitud de nuestro protagonista.
En los asientos trasero, el ancho se ve incrementado en 60 milímetros, logrando ganar casi unos 8 centímetros para colocar las piernas. Espacio bastante superior si lo comparamos con la versión anterior. Además, el túnel central es bastante escaso, logrando mayor comodidad en el asiento central.
Dentro del habitáculo, todo el diseño ha dado un vuelvo. Teniendo mayor calidad cada terminación del mismo. Además, las funciones principales del coche se manejan de forma más intuitiva. Porta también, como herencia del reciente Fiesta, una pantalla táctil en el salpicadero. Esta pantalla presenta una ubicación excelente, muy bien pensada, puesto que no se pierde la visión de la calzada, cuando la estamos utilizando.
El cuadro de mandos, que ya es bastante completo, se perfecciona con el Head-up Display retráctil. Y el Fiesta es el primer coche Ford para Europa, que lo porta.
¿Cómo es la zaga?
En todo coche familiar es imprescindible el volumen y la modularidad. Y en este sentido el Ford Fiesta no presenta ningún inconveniente. Su portón es bastante amplio, y con la inversión de 500 euros, podremos tenerlo motorizado y con la función manos libres.
Cuando abrimos el portón, nos encontramos con un espacio que puede parecernos una cueva. Presenta una capacidad de 608 litros, es doble fondo, y el piso es compartimentado. Teniendo115 centímetros de distancia entre los pasos de rueda. Si queremos, podemos abatir los respaldos de los asientos trasero, alcanzando de esta forma un volumen de 1.653 litros.
¿Y la dinámica y el empuje? Esa parte la tendrás en la segunda parte del artículo